Es curioso como en unas cuantas semanas escribir sobre viajes suena como una historia de ficción, un pasado lejano del cual solo tenemos nuestra memoria.
Debido a la situación actual, los viajes por turismo son el último renglón que se activará a medida que se controle el virus, o ese es el pronóstico. Mientras eso sucede, todavía podemos viajar a través de los recuerdos, las palabras y las imágenes, para cuando tengamos la oportunidad de visitar estos lugares, disfrutemos al máximo la experiencia y valoremos lo afortunados que somos por vivir en un planeta tan diverso y maravilloso.
Un viaje al pasado:
Chile es uno de los países más diversos en paisajes en Latino América, cada rincón tiene lugares dignos de postales y majestuosidad que se ve acentuada con cada estación del año.
La historia de la evolución humana y de la transformación de nuestro planeta, se puede apreciar en el mar, el desierto y la inmensidad de la cordillera de los Andes, que atraviesa este país de sur a norte.
Precisamente en el sur de Chile, en la región de Magallanes se encuentra Pali Aike, un parque y reserva natural con una amplia historia geológica y antropológica de nuestro planeta.
Pali Aike proviene del idioma indígena tehuelche y significa el «Lugar Desolado de los malos espíritus».
Su inmensidad intimida e impresiona al conocer que fue uno de los lugares con mayor actividad volcánica en el continente, y que en 1930 se encontraron restos de humanos que habitaron la zona hace 11000 años aproximadamente.
Los rastros de la lava ardiente que alguna vez cubrió estos terrenos dejó señales imborrables, como cicatrices de una larga batalla, una guerra para crear vida. Una erupción que como tantas, han formado nuestra geografía.
¡El suelo es lava!
El camino es quebradizo y delicado, a pesar de ser ríos de lava que llevan miles de años secos, el sentir la fuerza de la naturaleza, nos hace apreciar y respetar todo lo que nos rodea.
El universo se ha creado a partir del caos. Nuestro planeta es un claro ejemplo de ello y en Pali Aike podemos verlo con cada paso que damos.
Rodeado de formaciones basálticas, que según los guías e información recopilada en varios sitios web, son estructuras naturales que también se encuentran en la Luna, Marte y algunos meteoritos. Así podemos confirmar las conexiones entre nuestro planeta y el universo.
Este parque natural es uno de los lugares menos publicitados de Chile, pero que para los que les gusta la geología y disfrutan de una buena caminata, es una ruta imperdible una vez estén en la Patagonia.
¿Cómo se llega?
El centro de operaciones de la Patagonia Chilena es la ciudad de Punta Arenas, de la cual también les contaré en otro post. Desde esta ciudad son 196km aproximadamente hasta llegar al parque, es decir, más o menos dos horas en transporte terrestre.
Desde Punta Arenas pueden averiguar tours a Pali Aike (siempre es mejor ir con un guía avalado por el parque natural) ya que el camino es complicado, accidentado y lleno de curiosidades. Además, permite que sea una persona con el conocimiento sobre los cuidados para la protección de la flora y fauna nativas.
Consejos para el viaje:
- Organicen con el agente turístico el valor del recorrido y revisen si viene incluido el valor de la entrada al parque, los precios varían para chilenos y para extranjeros, así mismo para niños y adultos mayores.
- Lleguen temprano para disfrutar al máximo los recorridos dentro del parque.
- Sin importar la época del año (nosotros fuimos en verano) hay fuertes vientos y las temperaturas ameritan una buena chaqueta y guantes.
- Al hablar con el operador turístico revisen también cómo van a ser los refrigerios, por lo general no vienen incluidos y dentro del parque no hay lugares donde comprar alimentos. Así que lo mejor es llevarlos preparados y esperar a las zonas autorizadas para comer sin perturbar a la naturaleza.
- Hay avistamiento de animales como guanacos, es muy útil llevar una buena cámara para tomar buenas fotos.
Ojalá pronto podamos tener la oportunidad de viajar de nuevo, recorrer y enamorarnos de los lugares mágicos que nos ofrece nuestro planeta.
Mientras tanto, podemos rememorar e investigar nuevos destinos por visitar, lugares que parecen tan irreales como Pali Aike, sitios que nos recuerdan nuestra posición en el universo y lo afortunados que somos al existir en este diverso planeta.