Para aquellos que no tenemos un amplio conocimiento sobre la psicología humana, los asesinos en serie son un estereotipo de hombre frío, malvado, de mal aspecto, sin educación y con una compleja infancia que lo deja con traumas irreparables y su única salida es dedicarse al crimen.
Tal vez algunos encajen con este escueto perfil. Pero en los años 1970’s hubo un escurridizo hombre que rompió este molde y llegó a crear empatía, un gran club de fans quienes creían en su inocencia hasta el último minuto.
Su nombre: Ted Bundy, un estudiante de derecho, criado por una familia amorosa, apuesto, amable, amigable y dotado de una gran habilidad para socializar. Todo lo contrario, a lo que uno esperaría, este hombre fue un cruel y brutal asesino.
Hace unos años, tuve la oportunidad de ver una materia en la universidad llamada Asesinos en Serie, y uno de los casos que más llamo mi atención fue el de este personaje. Porque encontrar a alguien que se sale del molde, alguien que no encaja con las descripciones de otros seres de su misma naturaleza, un personaje que logró ser reconocido en los medios y que a día de hoy cuenta con varios estudios, películas y polémicas alrededor.
Un hombre popular en Netflix:
En Netflix podemos encontrar un documental donde aprendemos un poco más sobre su caso, sin contar la gran cantidad de videos en youtube en donde detallan los desnaturalizados crímenes por los cuales recibió su condena.
Pero la más reciente producción, original de Netflix también, nos muestra una visión diferente al ya reconocido (y hasta podría decirse trajinado) juicio a Ted Bundy.
En Extremadamente cruel, malvado y perverso, Zac Efron retrata al carismático Ted, un hombre inteligente, apuesto, culto y alegre. Al conocer a Elizabeth Kloepfer, una mujer delgada, de rasgos finos, cabello castaño (Lilly Collins), se enamora perdidamente de ella, acepta el hecho que sea madre soltera y quiere hacer una vida a su lado. Ted a veces tiene mal carácter, y se pierde por varios días de su familia, pero al regresar compensaba con cariño y detalles el tiempo ausente.
Tras una descripción física de un hombre acusado de la pérdida de unas jóvenes en el estado de Utah en Estados Unidos, Elizabeth reconoce las coincidencias de este personaje con el hombre con quien comparte su vida. Titubeante, llama de manera anónima a la policía y da el nombre de Ted. Con este aviso se inició una investigación que llevo a la identificación de este hombre como el autor de estos abominables hechos.
No obstante, por su perfil, su carisma y aparente vida normal, Ted no parecía ser culpable. Gracias a la “viralización” que tuvo en los medios de comunicación de la época, muchas mujeres se sintieron atraídas por el joven, marchaban de manera pacifica, daban declaraciones y lo acompañaban a las audiencias judiciales. Ted Bundy se había vuelto una celebridad, los medios cubrían cada parte de su juicio, y él supo utilizarlo a su favor.
¿Cómo ha afectado el espectáculo a los criminales?
Hoy en día gracias a las redes sociales, cualquier persona puede volverse famosa, un claro ejemplo es de aquel ex sicario de Pablo Escobar quien tuvo su canal en youtube y hasta fue el anfitrión de expediciones turísticas en Medellín relacionado a la vida criminal del famoso capo de la droga. En menor medida, no sabemos la cantidad de personas que de repente pueden utilizar estos medios para hacer y difundir los aspectos más negativos de la humanidad.
Ted Bundy no solo permitió ver la forma en que la sociedad consumía los medios masivos de comunicación. También evidenció la falta de conexión entre las entidades gubernamentales en Estados Unidos. Este hombre llevó a cabo crímenes a través de 4 estados diferentes, siendo consciente de esta deficiencia, lo cuál le permitió estar a sus anchas de manera impune durante mucho tiempo, hasta que finalmente pudo ser apresado en Florida, al repetir el mismo patrón de sus anteriores actos.
Durante su permanencia en la cárcel, se caso con una de sus fans y tuvo una hija, con la esperanza de que el jurado y el público se conmoviera por su “injusta” separación. Sin embargo, las pruebas eran irrefutables y gracias a la labor de la policía pudieron mantener tras las rejas a este criminal.
Hay personas que consideran que estos casos no deberían ser contados, ya que preservan la historia de personas que solo han hecho daño a la sociedad. Un hombre como Ted Bundy, quien fingía encajar de manera perfecta en la sociedad, hacía parte de una buena familia, inteligente y apuesto, era imposible que fuese capaz de cometer estos asesinatos. Pero bajo otro punto de vista, también nos permite conocer este tipo de realidades y confirmar que las apariencias engañan.