El virus que nos unió en la distancia:
Tenía varios posts programados antes de publicar este (realmente he estado juiciosa escribiendo, pero no publicando). Este es un post que posiblemente no sea el más positivo, mejor escrito o mejor editado. Pero siento una necesidad de escribirles como estamos pasando esto los que estamos por fuera de nuestro país.
Hace poco menos de un año llegamos a Australia, más adelante les hablaré de esta experiencia, que con el Coronavirus ha logrado desbloquear otro nivel de supervivencia en el extranjero. Por ahora quiero comentarles cómo se ha visto aquí y las medidas que se han tomado y cómo nos ha afectado.
¿Qué está pasando?
Empecemos porque es un virus que, sus tazas de mortalidad siguen siendo bajas, el nivel de contagio es enorme, si ustedes aún no saben de que se trata este virus, les dejaré un enlace a un video en YouTube en donde podrán encontrar información al respecto.
El brote inició en China a finales del 2019, en las últimas semanas de enero de 2020 el virus ya había llegado a Australia, puesto que Sídney tiene o tenía vuelos directos con Wuhan, la primera ciudad que reportó la propagación de este virus. Aquí justo estábamos celebrando el Año nuevo lunar, una costumbre asiática que reúne a varias personas en Chinatown o el barrio chino de Sídney. Esta es la celebración más grande fuera de Asia, y al ser tan novel el tema del Coronavirus, no hubo ninguna restricción para reunirse a festejar esta ceremonia.
La crisis inicio por aquellos días, ya que Australia restringió los vuelos con China y muchos estudiantes que habían regresado a su país para pasar en familia esta legendaria tradición, no han podido regresar a sus universidades y trabajos. En este punto podríamos decir que la crisis estaba “controlada” en este lado del charco.
Lo que ha sucedido en esta última semana ha sido ¡LA LOCURA! – Acá les dejo un enlace de ABC News, Australia. Ellos han tenido un muy buen cubrimiento de la situación actual, que como saben, cambia a cada minuto.
¿Cómo va todo en Australia?
Todos los días me comunico con mi familia en Colombia, si bien no todos los días nos llamamos, gracias al Whatsapp hemos podido permanecer en contacto. Mis papás y amigos, preocupados me han preguntado cómo va la situación en este lado del charco. Mi respuesta hasta el viernes pasado (13 de marzo) solía ser:
–Acá se ven algunas personas con tapabocas, pero hasta ahora todo normal, yo sigo yendo a mi trabajo, los cafés y restaurantes siguen funcionando como de costumbre y el gobierno tiene el virus “bajo control”.
Con esto mis seres queridos quedaban un poco más tranquilos, también me preguntaron por los famosos videos de mujeres paliándose en los supermercados por obtener rollos de papel higiénico, a esto siempre dije:
– Es cierto, uno va a los supermercados, sea el que sea y no hay ni pañuelos, ni papel higiénico, ni pañitos húmedos. Y la escasez no termina ahí, tampoco hay mucha pasta y nos toco comprar un bulto de arroz porque no había más.
Todo producto a las compras por pánico que ha venido haciendo la gente desde hace más o menos dos semanas, si no es un poco más.
Acá les dejo algunas fotos que me han compartido mis amigos en Sídney que también han salido a la búsqueda implacable por papel higiénico.
(No me han preguntado, pero les cuento que mis reservas de papel higiénico están en orden)
¿Qué pasó después?
Después del fin de semana pasado, en donde la OMS declaró este virus como una pandemia, no puedo negar que afectó seriamente mi modo de ver las cosas, una incertidumbre se ha apoderado de mi, ese miedo a que no podamos controlar esto, que nos desajuste nuestras vidas y que nunca podamos volver atrás. Luego me preguntó, ¿sería eso tan malo?
Pero antes de indagar en los confines de la filosofía, sociología y economía, debemos pensar en el presente, reflexionar en la manera en que nos debemos enfrentar a esta crisis que, desde la distancia, a pesar del social d i s t a n c i n g nos une.
No es la primera vez y no será la última en la que la raza humana se enfrenta a una pandemia, tal vez esta es la primera vez en el mundo moderno, en donde las noticias falsas vuelan y el terror entra por nuestras pantallas a cada instante, perturbando nuestra rutina.
Todo va bien…creo
Hoy les escribo desde mi casa, hace dos días estoy trabajando desde aquí, sorteando la situación a medida que avanza. Hace dos días precisamente una conocida me dijo que estuvo en contacto con una persona que dio positivo en el test de Coronavirus, yo me vi con ella hace menos de una semana. Se imaginarán el miedo que tuve al pensar que yo también podía estar con el virus.
Sin embargo, estamos seguros que las posibilidades de tener el virus por esta interacción son pocas, pero por el bien de mis compañeros de trabajo, los clientes con los que trabajamos y con la sociedad en general, lo más responsable es quedarnos en casa y aportar en lo que podamos a evitar que este virus se propague.
Las redes sociales son una excelente fuente de información, pero así mismo son fuente de terror y pánico. Estamos viviendo un momento no registrado en la historia moderna, esto no venía en nuestro manual de instrucciones de la vida, pero, ¿no nos hemos caracterizado como raza en adaptarnos a las circunstancias del ambiente?
¡La lucha sigue compañeros!
Sé que es un momento difícil, estoy lejos de casa, de mis papás y mi familia. No puedo estar con ellos ni abrazarlos (el distanciamiento social también lo impediría). Ver las noticias de cómo se ha manejado la situación en Italia y Europa en general, produce miedo.
En Australia, las cosas ya no están cómo les contestaba a mis papás hace una semana, las cosas están peor. Y si bien este país tiene más recursos, no hay que negar que muchos latinos que viven aquí dependen de la industria de hoteles y restaurantes, que ya venían afectadas por los incendios del verano pasado. Ahora con el cierre de colegios de idiomas, la crisis puede prologarse un poco más.
Mi invitación al día de hoy, es a tratar de mantener la calma, de UNIRNOS como SERES HUMANOS y desde la soledad, trabajar como sociedad. Intentar no dejarnos llevar por el caos y el miedo, reitero, es una situación difícil y con miles de preguntas a las que todavía no tenemos respuestas. Nos han “suspendido” la libertad de salir, viajar, comer y divertirnos, pero no nos han suspendido las ganas de vivir y sobrevivir. Debemos tener la esperanza en que todo saldrá bien si acatamos las medidas.
Vienen días mucho más duros…
¡Ánimo!, y busquemos canalizar nuestro miedo e incertidumbre en energía positiva para no sucumbir.
En otro post les voy a dejar algunos consejos que he aplicado para hacer el teletrabajo más productivo, de igual manera, plataformas web donde hacer cursos virtuales, lecturas, recorridos virtuales a museos y MUCHO CINE recomendado. Todo esto gracias a mis corresponsales, A.K.A mis contactos en redes sociales que han compartido gran cantidad de estos recursos.
???!
😉